Las relaciones de pareja han sido consideradas como relaciones sociales explícitamente acordadas entre dos personas para acompañarse en las actividades recreativas y sociales, en las cuales se expresan sentimientos amorosos y emocionales a través de la palabra y los contactos corporales (Ruíz, Torrado, & Mercado, 2013). Las relaciones de pareja también se pueden definir como aquellas en las que hay un acuerdo mutuo entre dos personas para sostener un vínculo con características esenciales que permiten a los individuos generar expectativas en torno a una relación (del Río, Barrera, & Vargas, 2004).
En este sentido, diversos autores han enfatizado en que las relaciones de pareja son socialmente construidas, es decir, moldeadas por diversos factores sociales y culturales (Larson, Clore, & Wood, 1999; Miller & Brad, 1999), entre ellos se han mencionado las experiencias con relaciones cercanas actuales, los modelos de romance manejados por los medios de comunicación y las normas sociales acerca del enamoramiento, roles de género y matrimonio (Bouchey & Furman, 2003; Feiring, 1996; Raffaelli & Ontai, 2004).
Si bien las relaciones de pareja han sido generalmente estudiadas en adultos, durante las últimas décadas se ha enfatizado en la necesidad de estudiar este tipo de relaciones en la adolescencia, considerando la importancia que tienen durante esta etapa del desarrollo. De hecho, se ha reconocido el rol que las relaciones de pareja juegan en la socialización y en la formación de la intimidad y de la identidad de los adolescentes (Massa, Pat, Keb, Canto, & Chan, 2011). Por tal razón, se afirma que, durante la adolescencia, el establecimiento de las relaciones de pareja supone un contexto de aprendizaje, ya que en ellas los adolescentes empiezan a consolidar las representaciones mentales sobre el papel del hombre y de la mujer en la sociedad (Fernández-Fuentes, Orgaz, & Fuertes, 2011).
Más aún, se ha reconocido que las relaciones de pareja en la adolescencia marcan el desarrollo de la vida de los adolescentes, debido a que a través de las experiencias íntimas con otros se desarrollan habilidades de interacción con iguales y las prácticas amatorias que influirán en la construcción de su proyecto de vida (Caycedo et al., 2007; Ruíz, Torrado, & Mercado, 2013).
El reconocimiento de la importancia de las relaciones de pareja en los adolescentes ha resultado en un creciente interés por estudiar las relaciones desde diferentes perspectivas, para tratar de comprender su relevancia en el desarrollo del adolescente (Bouchey & Furman, 2003; Brown, Feiring, & Furman, 1999; Collins, 2003; Collins & van Dulmen, 2006; Feiring, 1996; Furman & Shaffer, 2003). Además, la concepción de las relaciones de pareja como una “construcción social” es la que ha motivado a varios científicos a estudiarlas desde una perspectiva contextual, sin embargo, el conocimiento de cómo los factores sociales y culturales influyen en la conformación y desarrollo de las relaciones de pareja en diferentes contextos es aún escaso.
En Latinoamérica, por ejemplo, existe una limitada producción científica sobre esta temática. No obstante, existen características específicas de la cultura latinoamericana que probablemente tengan un impacto importante en la formación y desarrollo de las relaciones de pareja de los adolescentes. Diversos estudios indican que la cultura hispana se encuentra tradicionalmente asociada con marcados roles de género para hombres y mujeres, constructos que se les conoce como “machismo” y “marianismo”. El machismo y marianismo dictan determinadas expectativas de comportamiento para los individuos según su sexo, a la vez que interactúan con las expectativas de la pareja y con la toma de decisiones, al tiempo que refuerzan la importancia de las normas culturales y sociales tradicionales que han sido establecidas para hombres y para mujeres (Guerrero & Pérez, 2014). En efecto, el machismo y el marianismo representan constructos sociales que expresan los símbolos centrales de la masculinidad y la feminidad en América Latina (Reyes, 1998).
El machismo describe al hombre como un ser dominante, viril e independiente, es decir, iguala la masculinidad con ser fuerte, exitoso, confiable y capaz de mantener el control (Guerrero & Pérez, 2014). En concordancia, Moral de la Rubia y Ramos (2016) señalan que el constructo machista exalta las cualidades masculinas como la agresividad, la independencia y la dominancia, siendo una ideología que defiende y justifica la superioridad y el dominio del hombre sobre la mujer. Guerrero y Pérez (2014) explican que el machismo se desarrolla debido a los valores culturales, a la simbolización del género, a los discursos sociales sobre masculinidad, a las presiones de sus grupos sociales y a las experiencias socio-económicas opresivas de dominación presentes en América Latina.
Por otro lado, Díaz-Guerrero (citado en Moral de la Rubia & Ramos, 2016) menciona que el marianismo es la expresión de una ideología de sacrificio y abnegación de la mujer al hombre y a la familia. Por su parte, Fuller (1995) señala que el marianismo proporciona un patrón de creencias y prácticas en las que se promueven, para las mujeres, comportamientos y actitudes relacionadas con la fortaleza espiritual y la paciencia con el hombre “pecador”; características que a su vez se traducen en abnegación, es decir, una capacidad infinita para la humildad y el sacrificio.
Considerando la influencia que estos dos constructos tienen en el comportamiento de hombres y mujeres y, por ende, en la formación y desarrollo de las relaciones de pareja, existen investigaciones que evidencian el efecto negativo de estas perspectivas en las relaciones de los adolescentes. Por su parte, el machismo es equiparado con la violencia, la agresividad y la posesividad con respecto a las mujeres (Reyes, 1998) razón por la cual, se afirma que muchos de los comportamientos agresivos se dan en el contexto de una relación amorosa, y que entre un 10 y un 20% de adolescentes han sufrido agresiones por parte de su pareja (Fernández-Fuentes, Orgaz, & Fuertes, 2011). En efecto, si bien estudios reconocen que las relaciones de pareja constituyen un recurso de apoyo y bienestar durante la adolescencia, así como su contribución al crecimiento personal y social, existen evidencias de que estas características no son propias de toda relación de pareja, ya que existen también comportamientos abusivos y coercitivos que se desarrollan dentro de estas relaciones (Sánchez, Ortega, Ortega Ruíz, & Viejo, 2008). Afirmando incluso que se producen más agresiones en las parejas de adolescentes que en las adultas (Fernández-Fuentes, Orgaz, & Fuertes, 2011).
De hecho, investigaciones han evidenciado que las conductas que conllevan a un maltrato en el plano emocional-afectivo, y que suponen coerción y limitación de la autonomía y libertad, se producen más en las relaciones de pareja de los adolescentes (Amurrio, Larrinaga, Usategui, & del Valle, 2010). Así, las agresiones sutiles se constituyen en el tipo de ataque más común entre los adolescentes, por lo que su presencia ha llegado a normalizarse en estas relaciones (Fernández-Fuentes, Orgaz, & Fuertes, 2011). En este sentido, estudios mencionan que una explicación para entender aquellos hechos podría ser la vigencia que tiene el discurso del amor romántico entre los adolescentes, ya que el amor parece ser una de las justificaciones más habituales para permitir ciertas actitudes de control y dominio (Blanco, 2014).
Por consiguiente, considerando que en Ecuador, y específicamente en Cuenca, los constructos machismo y marianismo tienen una fuerte influencia en el comportamiento de los individuos, puesto que rigen y controlan el actuar de chicos y chicas, surge la necesidad de investigar sobre cómo estos factores culturales influyen en la formación y desarrollo de las relaciones de pareja en los adolescentes, por lo que el objetivo del estudio fue conocer y analizar las experiencias de los adolescentes tardíos de la ciudad de Cuenca, en torno a una relación de pareja, con la finalidad de comprender la manera en que los elementos culturales pueden estar moldeando estas relaciones.
Metodología
Debido a la naturaleza exploratoria del estudio, se empleó una estrategia de investigación cualitativa que permitió conocer y analizar las experiencias de los adolescentes en sus relaciones de pareja. Los datos de este estudio se levantaron durante el año 2015. La investigación se realizó mediante el empleo de entrevistas a profundidad, las cuales fueron aplicadas a adolescentes hombres y mujeres de la ciudad de Cuenca.
Participantes
El grupo de participantes estuvo constituido por 20 adolescentes: 10 hombres y 10 mujeres, la edad promedio fue 16.5 años (rango: 15-17 años). Todos ellos estudiantes del ciclo bachillerato, de diferentes colegios de la ciudad de Cuenca.
Procedimiento
La aprobación para la realización del estudio se concedió a través del Comité de Ética de la Universidad de Cuenca. Adicionalmente, se obtuvo el permiso respectivo en cada uno de los colegios participantes. Las guías de las entrevistas fueron validadas mediante una prueba piloto. Los participantes firmaron el asentimiento informado, para lo cual fueron informados acerca de los objetivos, procedimientos y propósitos de la investigación. La participación fue voluntaria, y se les aseguró la confidencialidad y el anonimato de la información brindada.
Recolección de datos
Los adolescentes participantes fueron invitados a colaborar con una entrevista, en la que se abordaron temas relacionados con las experiencias y vivencias en sus relaciones de pareja. Las entrevistas fueron realizadas por la investigadora principal y por la co-investigadora. Cada sesión fue grabada, para luego ser transcrita, y se verificó la exactitud de cada una de ellas.
Análisis de datos
La primera autora transcribió las entrevistas y las transcripciones fueron revisadas en su exactitud por las dos autoras. La codificación sobre las respuestas emitidas por los adolescentes se realizó mediante Análisis Temático (Braun & Clarke, 2006), y este permitió obtener una primera visión analítica. A través de una constante comparación entre los datos y los códigos se establecieron ciertos temas que, a su vez, permitieron construir los mapas temáticos. Cada tema fue revisado cuidadosamente, para así asegurar su relación con la pregunta de investigación. Este análisis fue realizado a través del uso del software ATLAS.ti.
Durante el proceso de análisis se emplearon algunas estrategias que permitieron mejorar la fiabilidad de la codificación, pues se realizaron sesiones de discusión con los miembros del equipo de investigación con la finalidad de cuestionar la forma en que los códigos y los temas habían sido construidos. En un diálogo con el equipo de investigación, se establecieron las divergencias y deficiencias en el análisis, las cuales permitieron realizar una mejor interpretación de los datos para, de esta forma, generar los resultados.
Resultados
El análisis de la información obtenida, a través de las entrevistas, permitió identificar y examinar las experiencias de los adolescentes varones y mujeres respecto a sus relaciones de pareja, en base a cuatro temas que emergieron del análisis de los datos: 1) la importancia de la relación de pareja en la adolescencia, 2) el control y sus diversas formas de manifestación en la relación de pareja, 3) los celos y sus diversas manifestaciones en la relación de pareja, y 4) reacciones a las manifestaciones de celos y control ejercidas por la pareja.
A continuación se presentan los principales hallazgos en cada uno de los temas identificados previamente.
La importancia de la relación de pareja en la adolescencia
Con los relatos de los participantes se pudo evidenciar la importancia que tiene una relación de pareja en los adolescentes, lo que se presenta a través de los siguientes subtemas: a) la pareja como principal fuente de apoyo, b) la opinión familiar en el desarrollo de la relación de pareja y, c) los obsequios y detalles como muestras de cariño.
La pareja como principal fuente de apoyo
Cuando los adolescentes se enfrentaban a diversos conflictos era frecuente que buscaran apoyo en sus parejas. Por tal razón, la pareja romántica fue identificada, por todos los participantes, como la principal fuente de soporte. Las experiencias de los adolescentes indicaron que mediante la expresión de consejos, compartir chistes o, incluso, a través de la realización de pequeñas actividades, los adolescentes lograban apoyar a sus parejas:
María (16 años): él [pareja] siempre me hacía reír, o me decía: “¿quieres un helado?”, pero yo le decía que no quería nada, entonces de nuevo me decía: “gorda, ya…”, él siempre me hacía cosquillas. Cuando yo estaba triste me decía que le cuente, entonces yo le contaba y me decía que esté tranquila, me decía: “tus papis van a estar bien, ellos tal vez no te entienden pero es difícil que te dejen de querer”, y yo me sentía bien con esas palabras porque no había nadie que me diga eso, después me decía: “ya vamos, te invito un helado, así ya no vas a estar triste y quiero ver una sonrisa”.
La opinión familiar en el desarrollo de la relación de pareja
Además del reconocimiento de la importancia de la relación de pareja por ser una fuente de apoyo, algunas de estas relaciones se volvían mucho más significativas y adquirían mayor importancia cuando la familia tenía pleno conocimiento sobre el desarrollo de la misma o, más aún, cuando los familiares conocían a la pareja. Para los adolescentes, el que sus padres supieran sobre la relación permitía que esta sea desarrollada con libertad, a la vez que les daba seguridad para realizar diversas actividades. Sin embargo, llamó la atención el hecho de que la mayoría de las relaciones de pareja se desarrollaban en secreto respecto a sus padres:
Belén (17 años): de todos los novios que he tenido, de los tres que he tenido anteriormente, ninguno ha sido capaz de llegar a mi casa y pedir permiso, a mi mami por ejemplo, él [pareja], en cambio, se presentó ante mi mami como mi pareja, y por ejemplo si es que vamos a alguna fiesta le dice a mi mami si es que me manda y le pregunta a la hora en la que me puede venir a dejar, entonces mi mami me manda sin ningún problema.
Daniel (17 años): con ella [pareja] la relación era importante porque a más de que le quería bastante, les conocí a los papás y a la familia y nos llevábamos bien, ella también le conoció a mi mami, yo le conocí a la mamá de ella.
Los obsequios y detalles como muestras de cariño
Finalmente, la mayoría de adolescentes enfatizó en la importancia que tenían las muestras de afecto en la relación, las mismas que muchas veces eran representadas en los obsequios o “detalles” que se ofrecían el uno al otro dentro de la pareja. En efecto, para los participantes, el dar regalos materiales a la pareja resultaba relevante, ya que era interpretado como una forma de demostrar cariño, apoyo y amor a la pareja:
Belén (17 años): él [pareja] siempre me demuestra su cariño, por ejemplo me da detalles, me lleva así cosas lindas a la casa y a veces cuando yo no estoy le deja a mi mami, o sea como que él trata de demostrarme a mí y a todo el mundo su cariño hacia mí.
El control y sus diversas formas de manifestación en la relación de pareja
Al hablar con los adolescentes sobre sus experiencias en una relación de pareja surgieron también opiniones e ideas relevantes en torno al control ejecutado en la relación, lo cual es descrito en los siguientes subtemas: a) las formas de control ejecutadas por los varones, b) el control por parte de las mujeres en la relación de pareja y, c) entendimiento del control como una forma de cuidado y protección.
Las formas de control ejecutadas por los varones
El control ejercido por todos los adolescentes varones en la relación de pareja estuvo enfocado a la vigilancia de las diversas actividades que realizaban las mujeres e incluía saber dónde y con quién estaban y qué hacían. Es importante mencionar que, en algunos casos, el control de los varones incluía tomar decisiones por ellas y dar órdenes a sus parejas:
María (16 años): el Diego me decía: “yo te voy a ir a ver cuando salgas de la fiesta”, yo le decía que me venía a ver mi mami, pero él decía: “es que luego te has de ir a otro lado, entonces a las doce y media ya tienes que estar en tu casa”. Cuando ya eran las doce y media me llamaba a decir: “¿dónde estás?”, yo le respondía que todavía en la fiesta y me decía: “te dije que a las doce y media ya tienes que estar en tu casa”, él como que quería ser mi papá para estarme controlando en todo lo que yo hacía.
En este caso, el control empezaba a manifestarse desde el inicio de la relación, mediante el establecimiento de reglas, normas o, incluso, a través de prohibiciones para las mujeres, con la finalidad de mantener la relación de pareja:
Cristina (17 años): la primera vez que fuimos novios, él me puso condiciones, me dijo: “estoy contigo pero nada de salidas, nada de no sé qué, nada de que voy a salir un ratito, no, nada de eso”.
El control por parte de las mujeres en la relación de pareja
En cuanto a las mujeres, el control que ejercían también estaba referido a la indagación de las actividades que realizaban sus parejas, y en varios casos incluso a la prohibición para la realización de las mismas. Sin embargo, en este caso, el control no se manifestaba al inicio de la relación sino después de que los chicos efectuaron ciertas acciones:
José (17 años): ella me llamaba y me decía: “usted tiene que hacer esto, se va pronto a su casa o a tal hora ya debe estar en su casa y yo le llamo”, entonces a veces sólo para llevarle la contraria me iba a la casa más noche y ella al día siguiente me reclamaba y me decía: “¿por qué no estuvo en su casa?”, y yo le preguntaba que cómo sabía que no estaba y me decía: “porque yo le llame y usted no estaba”, y yo me se reír porque le sé decir que ella me controla como si yo fuera el esposo.
Además, fue frecuente escuchar que el control ejercido por las chicas era efectuado a través de constantes llamadas telefónicas, lo que generaba molestia e incomodidad en los adolescentes:
Pedro (17 años): me llamaba constantemente, hasta que ya se volvió algo tedioso, me llamaba a cada rato, a cada hora creo que me llamaba y no me gustaba eso, ¡imagínate que te estén llamando a cada rato!
Entendimiento del control como una forma de cuidado y protección
Aunque la vigilancia constante era considerada como algo fastidioso en la relación, en la mayoría de los casos, varones y mujeres percibían aquellos hechos controladores como la forma en que sus parejas les cuidaban y, a la vez, los protegían:
David (17 años): ella todavía me sigue cuidando, me dice que no salga, que no tome [alcohol], en ese sentido ella todavía me sigue cuidando.
Aquellos “cuidados”, que eran irritantes, fueron entendidos como una forma de demostrar preocupación por la pareja. En efecto, para los participantes, aquellos hechos representaban una forma de mostrar la importancia asignada a la pareja:
José (17 años): como que me siento muy asfixiado, o sea toda persona tiene derecho a hacer cualquier cosa, a hacer diversas actividades y no sentirse controlado por nadie, pero a la vez me sentía importante porque se preocupaba por mí, sé que está pendiente de las cosas que yo hago.
Finalmente, para todos los adolescentes, varones y mujeres, los “cuidados” y la “preocupación” que se manifestaban en la relación fueron interpretados y concebidos como una forma de demostrar amor. Por consiguiente, cuando estas dinámicas se desarrollaban los adolescentes se sentían queridos y amados por sus parejas:
Entrevistador: ¿Cómo te hace sentir que ella se preocupe por ti?,
Paúl (17 años): es chévere, uno se siente contento, siento que ella sí me quiere.
Los celos y sus diversas expresiones en la relación de pareja
Además de las formas de control mencionadas, también fue usual escuchar en los relatos de los adolescentes, varones y mujeres, aspectos referidos a los celos, los cuales son presentados a través de los siguientes subtemas: a) interpretación de los celos como un signo de amor, b) limitación en las relaciones sociales y, c) el Facebook como generador de celos y conflictos.
Interpretación de los celos como un signo de amor
Los celos experimentados por las participantes se debían, exclusivamente, al contacto de sus parejas con otras mujeres, ya sea cuando los adolescentes compartían o realizaban actividades con sus amigas o, incluso, cuando ellos manifestaban admiración o gusto por cierta persona del sexo femenino:
Raúl (17 años): me fui a un concurso y estaban unas modelos ahí y yo me tomé fotos con ellas y un día yo estaba conversando con ella [pareja] y vio mi celular y vio las fotos y se puso bravísima y me dijo que ellas estaban más guapas, que ellas estaban más bonitas y yo le dije que no, que ella para mí es perfecta, porque para mí ella es hermosa.
En cuanto a los celos experimentados por los participantes, también estaban referidos al contacto de sus parejas con otros varones o a la realización de actividades con amigos. Sin embargo, a diferencia de las mujeres, la manifestación de este sentimiento no siempre era expresado verbalmente, ya que los adolescentes utilizaban otras formas, como por ejemplo emplear una mirada fuerte y fija a la pareja o, incluso, usar la fuerza con terceras personas. En efecto, de esta manera también daban a conocer los celos que sentían:
Cristina (17 años): él [pareja] sólo me quedaba viendo así como que… con la mirada ya me decía aléjate de él, o sea de los hombres de mi curso, es que a veces ellos me abrazaban, pero como amigos, o mi amigo Sebastián llegaba, me abrazaba y pasábamos escuchando música, entonces el Robert es así como que aléjate de él, pero no se pone bravo, solo me queda viendo.
Rosa (17 años): yo conversaba con mis amigos y él [pareja] veía cuando conversaba con ellos, pero no me reclamaba a mí, no me decía nada pero sí les pegaba a mis amigos.
Además, es importante mencionar que algunos adolescentes varones también sentían celos no sólo cuando sus parejas compartían con otros muchachos, sino también cuando ellas dedicaban mucho tiempo a sus amigas:
Ana (17 años): él [pareja] también se ponía celoso cuando yo pasaba con mis amigas, porque yo le dejaba a él con sus amigos y yo me iba con mis amigas, es que antes como pasábamos casi siempre juntos…
Finalmente, al abordar el tema de los celos surgieron otros factores importantes. Por un lado, estaba el provocar celos a propósito como una estrategia empleada por varones y mujeres con el fin de incomodar o molestar a la pareja. Por otro lado, estaba el hecho de que los celos eran también empleados para probar o medir el amor que la pareja sentía por el otro:
Karla (17 años): siempre sentí que él [pareja] me amaba y creo que trataba de demostrarlo porque él trataba de hacerme tener celos para ver si en realidad yo le quería, porque él tenía esta idea de que una novia que no tiene celos no te quiere, entonces me decía: “me encontré con mi ex”, pero yo le decía que bueno, porque sabía que él no me iba a engañar.
Limitación en las relaciones sociales
Como consecuencia de los celos, adolescentes varones y mujeres, se enfrentaban a diversos problemas, sobre todo cuando sus parejas compartían tiempo con terceros, específicamente con amigos o amigas. Aquello generaba insatisfacción, razón por la que este sentimiento era manifestado a través de reclamos, aludiendo siempre a la falta de atención y dedicación a la pareja:
Rosa (17 años): yo le decía que iba a estar con un amigo y me decía: “oye pero o sea prefieres a tus amigos, ya tanto tiempo que pasas con tus amigos” y no sé qué, entonces era así como que no les veas tanto a tus amigos, ¡por Dios!
Tomando en cuenta los inconvenientes y el malestar que el contacto con otros generaba, se evidenció que, en algunos casos, estos hechos concluían en la prohibición del relacionamiento de la pareja con sus amigos o amigas:
Raúl (17 años): yo le prohibí que se lleve con el amigo, o sea yo sí le dije que me molesté cuando estuvo con el amigo, es que ella dijo que él sería el novio perfecto y eso a mí no me gustó porque o sea yo soy el novio de ella y ¿cómo va a decir que él es novio perfecto?, entonces yo sí le dije que eso me dolió porque un tiempo a ella le importaba más él.
Finalmente, aunque en muy pocos casos, se evidenció que solamente los varones sentían celos incluso de los familiares de su pareja, de los primos exactamente, debido a que las adolescentes compartían tiempo y actividades con ellos:
Belén (17 años): él [pareja] me decía que salgamos todos los fines de semana, que por qué paso sólo con mi primo, porque mi primo es como mi hermano, entonces es una confianza increíble la que tengo con mi primo, y era como que él tenía celos de mi primo y eso no tenía sentido porque o sea es mi primo, entonces me decía que no pase mucho tiempo con mi primo, es que él [pareja] quería pasar más tiempo conmigo.
El Facebook como generador de celos y conflictos
Otro factor que generaba inconvenientes por celos era el empleo de las redes sociales, específicamente del Facebook. En todos los casos, la publicación de canciones, fotos, estados, etc. producía malestar a la pareja, debido a que varones y mujeres indicaron sentir celos cuando se efectuaban estas acciones:
José (17 años): ella [pareja] se afectaba bastante porque a veces alguien publica algo y ella se enoja o si es que uno publica una canción tal vez porque sólo me gusta, ella ya piensa que le estoy dedicando a alguien más, entonces por eso se enoja. Yo, a veces, mejor evito tener problemas y evito hacer esas cosas. Pero por ejemplo, yo vi una foto en donde ella estaba con un amigo abrazada y yo me sentí mal, no puedo decir que no, entonces yo igual le pregunté quién era y por qué se anda tomando esas fotos.
Karla (17 años): a él [pareja] le molestaba cuando yo me tomaba fotos con alguien más o igual se molestaba cuando alguien me comentaba en Facebook, o sea le molestaba cuando comentaba un chico, o sea no se enojaba pero me decía: “¿quién es él y qué es para vos?”, o sea como que interrogándome y a mí no me molestaba porque yo no tenía nada que esconder, pero sí me decía: “¿por qué te escribe eso?, entonces yo le decía que era un amigo y listo.
Adicionalmente, cuando se producían aquellos inconvenientes o cualquier otro problema por celos, el empleo del Facebook también fue utilizado para poner fin a la relación de pareja. Según los adolescentes, varones y mujeres, ésta era una manera más rápida y sencilla para finalizar la relación:
Karla (17 años): para él [pareja] fue más fácil porque cuando nosotros nos hicimos novios pusimos nuestra relación en Facebook y ya cuando terminamos fue… silencioso porque espere cinco días a que me hable o me diga algo y no lo hizo, y yo sólo quité la relación en Facebook y ya, terminamos.
Reacciones a las manifestaciones de celos y control ejercidas por la pareja
Frente a las diversas formas de control, vigilancia y celos que estaban presentes en las relaciones de pareja, las reacciones de varones y mujeres fueron diferentes, mismas que son explicadas en los siguientes subtemas: a) aceptación del control como una forma de corregir actitudes negativas, b) el rechazo por parte de las mujeres a las formas de control y, c) la venganza como expresión de rechazo.
Aceptación del control como una forma de corregir actitudes negativas
Las formas de control ejercidas en la relación de pareja eran entendidas como manifestaciones de cuidado y protección. Sin embargo, sólo en los varones aquellas expresiones lograban un cambio de actitud, es decir, los adolescentes corregían ciertos comportamientos negativos ya que entendían que sus parejas se “preocupaban” por ellos, en tal razón se volvía necesario modificar algunas conductas. Como consecuencia, para los adolescentes varones, las mujeres que los cuidaban y protegían eran consideradas como “chicas que valen la pena”:
Juan (17 años): yo ya no soy el mismo, antes veía una falda y ya era de una, antes me valía [no me importaba] lo que piensen mis amigos, mi familia, no me importaba el colegio, era un valido, yo entre farras y alcohol vivía feliz, antes ni pensaba en estudiar la universidad, pero ahora con ella [pareja] planeamos un futuro, entonces podría decir que ella hasta me ha hecho madurar un poco más.
José (17 años): ella me ha cambiado bastante, ha hecho lo que ninguna de las otras personas ha hecho conmigo, o sea yo antes bebía [alcohol] bastante y ella me ayudó a dejar ese vicio porque me decía que eso no me va a llevar a nada bueno, o sea siempre estaba pendiente de mi o de lo que me podía pasar. Entonces ella me cambió bastante y como yo digo: ella es una persona que vale la pena.
El rechazo por parte de las mujeres a las formas de control
Aunque la mayoría de mujeres entendían las dinámicas de control y celos como una muestra de cuidado y protección, en definitiva de amor; hubo un grupo pequeño de adolescentes que refutaron las conductas controladoras por parte de sus parejas. En este caso, mencionaron que el rechazo se efectuaba al inicio de la relación ya que, de esta forma, los varones tendrían claro qué comportamientos serían permitidos en la relación y cuáles no:
Belén (17 años): con el Mateo, desde el principio empecé a revelarme y él se dio cuenta de las cosas, es que yo una vez le dije: “yo a quien pido permiso es a mi papi, a mi mami y a mi tío, no pido a nadie más y no te voy a estar haciendo caso en ese aspecto”, entonces desde ese momento él cambió totalmente.
La venganza como expresión de rechazo
Finalmente, en el abordaje sobre la temática de los celos y el control, se hizo evidente, en algunas mujeres, el desarrollo de actitudes vengativas frente a los comportamientos de sus parejas, aquello como una forma de rechazo a dichas acciones:
Jessica (17 años): cuando estábamos peleados, o cuando yo estaba enojada con él [pareja], cuando me enteraba que él estaba con otra chica, entonces yo me decía a mí misma que iba a hacer lo mismo. Le cogí a un amigo y le besé en frente de él [pareja]. Yo siempre trataba de desquitarme, siempre con venganza, y luego era él quien me buscaba y me decía que por qué le hago eso, que yo no me doy cuenta como eso le duele a él.
Discusión
Los significados e importancia que tienen las relaciones de pareja durante la adolescencia
Los resultados del presente estudio revelan la importancia que tienen las relaciones de pareja durante la adolescencia, puesto que tanto varones como mujeres encuentran en su pareja y en la relación una gran fuente de apoyo, sobre todo cuando se enfrentan a diversos problemas en la vida cotidiana.
Los hallazgos de esta investigación coinciden con estudios previos que afirman que las relaciones de pareja juegan un papel importante en la vida de los adolescentes (Fernández-Fuentes, Orgaz, & Fuertes, 2011), por el soporte que brindan a los adolescentes (Furman & Buhrmester, 1992). Este apoyo es entendido como el conjunto de aportaciones de tipo emocional que la pareja percibe o recibe del otro, por lo que las relaciones de pareja juegan un rol importante durante la adolescencia (Morales & Díaz, 2013). En coherencia, otras investigaciones señalan que el principal motivo de una relación de pareja en la adolescencia es disfrutar de la compañía de otra persona y cubrir necesidades emocionales (Massa, Pat, Keb, Canto, & Chan, 2011).
Interpretaciones de los adolescentes varones y mujeres sobre los celos y el control y cómo regulan el desarrollo de la relación de pareja
Si bien los adolescentes varones y mujeres reconocieron que sus relaciones son importantes debido al apoyo recibido por parte de la pareja, también fue evidente que este tipo de relaciones se desenvuelven en un continuo ambiente de celos y control, generando dinámicas de vigilancia que son efectuadas tanto por varones como por mujeres. No obstante, aquellos hechos son percibidos como la forma en la que los adolescentes expresan cariño, cuidado y protección. Como consecuencia, la manifestación de celos y control es común en las relaciones de pareja de los adolescentes y estos son percibidos como una forma de expresar amor.
En este sentido, algunos estudios han denominado micro-machismos a la presencia de pequeños gestos, límites impuestos, el control o la humillación; que se confunden con una visión romántica de la protección y la dominación por amor. Como consecuencia, el amor justificaría ciertas actitudes entre las parejas adolescentes, actitudes que se ven como normales o como demostraciones de amor verdadero (Blanco, 2014).
Si bien otros estudios manifiestan que los comportamientos controladores son ejecutados solamente por los varones, ya que afirman que una de las características del machismo es la dominación y el control hacia las mujeres (Duque & Montoya, 2010), los resultados del presente estudio evidencian que estas actitudes no son exclusivas de los varones, sino que se encontró que las adolescentes mujeres también ejecutan conductas controladoras y celosas en la relación de pareja. Frente a ello, otras investigaciones señalan que dichos comportamientos son efectuados tanto por hombres como por mujeres debido a que existe una colección de mitos y mentiras sobre el amor que difunde el discurso del amor romántico, haciendo que ciertas conductas se toleren por amor y terminen por convertirse en rutinas normalizadas (Blanco, 2014).
En consistencia, se afirma que las ideas asociadas al amor y a los modelos amorosos imperantes están intrínsecamente unidos a la violencia de género (Rodríguez-Castro, Lameiras, & Carrera, 2015). Entonces, esta concepción errónea y desigualitaria de la relación amorosa se puede llegar a traducir en el control de la otra persona, sin que ningún miembro de la pareja lo perciba como tal, y aquello constituye frecuentemente el primer eslabón de la violencia de género y el verdadero problema radica en que esto no está siendo identificado como violencia, sino que es considerado como una muestra de amor (Blanco, 2014). En definitiva, se plantea que la invisibilización y justificación de los hechos violentos, como son los celos y el control, así como el quitarle importancia a los mismos, se debe a la interpretación que los jóvenes realizan sobre las conductas violentas como formas de amar, debido al discurso del “amor romántico” (Gómez, Delgado, & Gómez, 2014).
Experiencias de los adolescentes varones y mujeres frente a las manifestaciones de celos y control por parte de sus parejas
En este caso hubo dos reacciones diferentes frente a los celos y control ejercidos en la relación de pareja. Por un lado, están las experiencias de los adolescentes varones frente a dichas dinámicas. Todos los participantes, como consecuencia del cuidado y preocupación de su pareja, modifican ciertos comportamientos negativos, mismos que son realizados frecuentemente, como por ejemplo pelear, tomar alcohol, etc. Como consecuencia, los adolescentes concuerdan en señalar que las mujeres que tienen actitudes de protección y cuidado con ellos son “chicas que valen la pena”, es decir, son personas por las cuales necesariamente se deben cambiar actitudes, que incluso son autodestructivas para ellos, característica que se asocia a las mujeres con una cualidad intrínseca de cambiar la naturaleza “autodestruvtiva” del hombre, o con una capacidad redentora, que bien podría entenderse desde una concepción marianista del rol de la mujer en la relación. En efecto, existen investigaciones que mencionan que las mujeres que se caracterizan por ese don de cuidado con el otro responden satisfactoriamente a las características del marianismo, ya que el amor en ellas es entendido como el cuidado, la renuncia, el sacrificio y la fusión con la otra persona, es decir, las mujeres se caracterizan por mostrar una entrega incondicional a la relación amorosa y una necesidad por satisfacer a la otra persona (Ferrer & Bosch, 2013).
Por otro lado, se encuentran las experiencias de las adolescentes frente a los celos y control manifestados por sus parejas. En este caso, existe un grupo mayoritario de mujeres que, al igual que los varones, perciben las manifestaciones de celos y control como una forma de amor, debido a que sus parejas se preocupan y a la vez cuidan de ellas. No obstante, también llamó la atención que existe un pequeño grupo de adolescentes mujeres que interpretan aquellos hechos como una verdadera forma de dominio y control por parte de sus parejas, lo que provoca que rechacen estas actitudes, sugiriendo una naciente actitud de rechazo a las normas sociales impuestas. Teniendo en cuenta lo planteado, es importante recalcar que son pocos los estudios que mencionan que en la actualidad las adolescentes manifiestan la importancia de la autonomía y la autorrealización, es decir, que las adolescentes mujeres consideren tener un espacio de reserva propio dentro de la relación de pareja, para dedicarlo a las amistades, al estudio o al trabajo (Amurrio, Larrinaga, Usategui, & del Valle, 2010).
Conclusiones
Los resultados de este estudio muestran que para los adolescentes cuencanos las relaciones de pareja son importantes debido a que representan una gran fuente de apoyo, sobre todo cuando se enfrentan a situaciones complicadas o problemáticas, ya sea en el ámbito escolar o familiar. En tal razón, durante la adolescencia, la pareja romántica es reconocida como la principal fuente de soporte. A su vez, las relaciones de pareja en la adolescencia se vuelven más significativas cuando son conocidas y aprobadas por los padres de los participantes, ya que permite que la relación se desarrolle en un ambiente de libertad y tranquilidad para los jóvenes. No obstante, también fue evidente que muchas de las relaciones de pareja de los adolescentes se desarrollan en secreto, debido a que no se cuenta con la aprobación de los padres.
Sin embargo, a pesar de la importancia que tienen las relaciones de pareja en la adolescencia, por constituirse como una fuente de apoyo para los jóvenes, es importante mencionar que dichas relaciones se desarrollan bajo constantes dinámicas de control y celos, las mismas que son ejecutadas tanto por hombres como por mujeres. En este caso, cabe mencionar que la literatura científica, generalmente, asocia las dinámicas de dominación y control a los adolescentes, ello debido a las características propias del machismo. No obstante, la presente investigación muestra que es común que las chicas también ejecuten dichos comportamientos. Por último, y lo más preocupante, es que los y las adolescentes no identifican las conductas de celos y control como tales, sino que más bien son interpretadas como una forma de demostrar amor. En definitiva, toda conducta violenta desarrollada dentro de la relación de pareja es normalizada y justificada en aras del amor.
Finalmente, es claro que el discurso del amor romántico ejerce una fuerte influencia en el desarrollo de las relaciones de pareja de los y las adolescentes, ya que permite que participantes entiendan los celos y el control como una manifestación de amor verdadero. No obstante, resultó interesante evidenciar que, aunque mínimo, un pequeño grupo de chicas reconoció las dinámicas de control y celos como tales, planteando inmediatamente el rechazo a las mismas. En este caso, es relevante indicar que existe muy poca producción científica que dé cuenta de estos comportamientos en las mujeres, que sugieren un naciente cambio de actitud en rechazo a los patrones culturales establecidos.